Cuando llueve en Semana Santa nunca sé donde voy a terminar viendo cofradías. En las inciertas primeras horas de la tarde,pendientes del transistor y del móvil, vamos de un sitio a otro según se vayan desarrollando los acontecimientos. Así aparecí en la Plaza de Pilatos viendo la cofradía de
San Esteban, que salió bastante más tarde de la hora prevista.
Desconozco si es lo habitual porque nunca lo había visto por allí, pero a mitad de la Plaza el paso se paró y en medio de un singular silencio colocaron sobre el paso un relicario del Lignum Crucis procedente de la Casa de Pilatos.
En la trasera de la canastilla el paso conserva aún el antiguo escudo de la Hermandad del Patrocinio, para cuyo Titular se construyeron estas andas en el siglo XIX.
Después y poquito a poco me planté en la misma puerta de San Esteban y pude ver salir a la Virgen de los Desamparados en un sitio de privilegio. Es el encanto que tienen las situaciones imprevistas que nos proporcionan los "chubascos dispersos".
Acompañé el paso de la Santísima Virgen por la calles San Esteban y Aguilas.
La cofradía por la calle Rodríguez Marín, en el lateral de la Iglesia de San Ildefonso.
Frente al Convento de San Leandro.
Poco después de esta fotografía en la calle Dormitorio me fui a ver la hermandad de San Benito y comenzó a llover nuevamente, recogiéndose la de San Esteban en la Iglesia de San Anunciación.
Ya por la noche y habiendo desaparecido el riesgo de lluvia, la Hermandad volvió a su templo por el recorrido inverso al realizado por la tarde. Numeroso público la esperaba en la plaza de la Encarnación.
El Señor de la Ventana, vejado y humillado hasta el límite, .parece ausente pero unas lágrimas recorren su rostro mostrándonos su inmensa tristeza.
Junto a San Pedro, entrando en la plaza del Cristo de Burgos.
El paso de la Virgen por la calle Imagen.
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